En la actualidad muchos jóvenes nos han representado de una forma digna y eficaz, como un claro ejemplo de esto podemos mencionar al joven Pedro Kumamoto que a sus escasos 25 años de edad puso en alto a toda la juventud demostrando que existe la democracia sin tener que estar involucrado dentro de un partido político o ser dependiente de éste.

Los jóvenes son revolucionarios por naturaleza, y en estos tiempos, cuando hay inercias boyantes en favor de la inclusión y la participación, sus demandas, opiniones, sueños o expectativas pueden tener aún más eco.
La democracia conceptualmente se entiende como un sistema donde la soberanía reside esencialmente en el pueblo y en donde el poder se ejerce directamente por el mismo pueblo. ¿Pero realmente es así como funciona? Esta es una pregunta que puede admitir muchas respuestas, pero a decir verdad, no todas estas irían en el sentido afirmativo.
Dentro de éste pequeño, pero valioso espacio se hará mención de las diferentes acepciones con las que acostumbramos puntualizar a la democracia. A pesar de los múltiples conflictos que origina la disputa constante del poder, los jóvenes aún no renunciamos al sueño de conseguir una auténtica democracia, y conjuntamente con esto poder disfrutar de mayores condiciones generando de esta manera un ambiente de respeto, tolerancia e inclusión a este nuevo sistema democrático.
A través del tiempo nos hemos dado cuenta de que el ser mayoría no es el equivalente de la razón, por el contrario, una de las causas por las que el país avanza lento, o por qué no decirlo, no avanza, es justamente porque las minorías no han sido tomadas en cuenta en el modo de hacerlas partícipes en esta imperiosa tarea de buscar soluciones que hasta hoy, han sido inasequibles.
La regla de la mayoría no debe ser confundida con la democracia, aunque ésta suele hacer uso de ella aplicada al pueblo elector. Sistemas no democráticos utilizan la regla de la mayoría en muchas ocasiones, y los sistemas democráticos suelen no utilizarla en muchas ocasiones.
El Futuro de la Democracia, publicado en 1984 en este libro nos dice que la democracia se caracteriza por poseer "un conjunto de reglas (primarias y fundamentales) que establecen quién está autorizado a tomar las decisiones colectivas y bajo qué procedimientos". (Bobbio, 1994:p.14).
Las dos reglas fundamentales de la democracia son: el sufragio universal y el principio de mayoría. Pero Bobbio no se queda aquí, la democracia encierra también valores. Estos son los que dan sustento a las reglas. Entre los valores que rescata Bobbio están: la libertad y la igualdad, la solución pacífica de las controversias mediante el diálogo y el entendimiento entre posiciones disímiles; y la tolerancia como capacidad para admitir que existan formas de pensamiento diferentes de las propias.
A partir de este punto de vista me permitiré detallar con una perspectiva sociológica, cuán importante es que los gobernantes, le permitan a la juventud adentrarse en un mundo que parece no ser traspasado por aquellos que están en contra de las reglas establecidas.
LA ACTITUD DE LOS JÓVENES CON RESPECTO A LA DEMOCRACIA.
Hay una frase muy conocida de un escritor llamado Khalil Gibrán, en la cual menciona: «Los seres humanos somos maestros en el arte de la simulación».
Dicha frase es bastante exacta y precisa; ya que concebimos caretas a la medida de las necesidades y de las diferentes relaciones sociales. Aunque este comentario pueda parecer poco optimista, la realidad es que es incuestionable.
Es muy importante mencionar sobre el caso del primer candidato independiente al congreso del Estado de Jalisco en las pasadas elecciones del 07 de junio del 2015 por el distrito 10 de Zapopan Jalisco, Pedro Kumamoto, que a sus 25 años de edad obtuvo 53 mil 126 votos del electorado le demostró al mundo entero que se puede hacer una campaña austera para obtener el triunfo.
Su campaña costó 250 mil pesos, de los cuales, 18 mil 626 fue dinero público. El resto fueron donaciones. Algunos de sus competidores, en cambio, utilizaron recursos superiores al millón de pesos.
Kumamoto centró su campaña en el contacto con la gente, la transparencia y la austeridad. Pero también en una intensa actividad en redes sociales, este tipo de medios de difusión masiva se están convirtiendo cada dia más en una forma de implantar nuevas ideas y compartir otras tantas, ayudando así a generar simpatía entre las personas que tienen acceso a ellas.
Nunca ha pertenecido a ningún partido político. Sin embargo, es líder nato. Fue presidente de la asociación de estudiantes del instituto tecnológico de estudios superiores de occidente (ITESO), donde estudió la licenciatura de gestión cultural con perspectiva en ciencia política.

"Yo formo parte de por así decirlo, este movimiento social que catapultó esta candidatura independiente, no soy lo más importante, yo no tome una decisión de forma unilateral, no es porque un día dije quiero ser candidato independiente, sino lo que sucedió de hecho, es que a través de una serie de discusiones determinamos primero que queríamos participar a través de una candidatura sin partidos; por primera vez en 80 años una persona podría llegar a la boleta sin necesidad de pedirle permiso a un grupo de poder o a un partido o a un padrino, sino se puede llegar gracias a la firma de miles y miles de personas", dijo Pedro Kumamoto.
Pedro Kumamoto es un joven que sabe muy bien lo que quiere y hacia donde va. Y lo que quiere no se parece en nada a lo que aspira un político tradicional.
En los últimos años, el ámbito político no ha sido paradigma de una actitud honesta; lo cual tiene como consecuencia que los jóvenes ciudadanos se hayan convencido que adentrarse en dicho ámbito, lejos de auxiliarles, los perjudicará. Han sido los propios gobernantes los que han provocado que la juventud le reste seriedad al tema de la democracia; aunque si bien es cierto, esta palabra es tan recurrente para sus solemnes e imponentes disertaciones, no cabe duda que esto no sea más que un adorno para el arte de la elocuencia.
Actualmente, la juventud pasa por momentos y problemáticas bastante complejos, entre los cuales está la falta de credibilidad hacia las personas que ejercen la autoridad en nuestro país. A los jóvenes se les ha puesto en un dilema bastante desgastante, en el que tienen que optar por dejarse llevar por el mal manejo de la autoridad o aferrarse a la idea que en los próximos años la auténtica democracia por fin será efectiva.
Pero para la juventud, ¿Cuál es el sentido real de la democracia? ¿Cuántos la conocen con precisión? ¿Cuántos nos hemos detenido a pensar en el trasfondo de lo que implica llevarla a cabo? Posiblemente más de uno, empero ¿Servirá de algo ese análisis cuando seguimos siendo partícipes de las contrariedades que esclavizan a la sociedad?
Nos creemos demasiado hábiles para controlar la dinámica de la vida social, y sin darnos cuenta, ésta nos tiene pendiendo de un hilo; nos controla, nos maneja, y la libertad de elegir va perdiendo su valor. La persona sin voluntad deja de ser íntegra, y sin integridad, se pierden valores.
Es por ello que los jóvenes no debemos renunciar a la idea de que la auténtica democracia será una oportunidad de avance; solo hace falta que se nos permita crecer, desarrollarnos y desenvolvernos en el ámbito político. En el cual el acceso parece estar restringido y favorecer solamente a una pequeña parte de la sociedad; aún cuando todos tenemos la misma capacidad de entendimiento. Jóvenes de todos los niveles sociales podemos crear, construir y proponer nuevas estrategias para un desarrollo social que pueda ser tratado desde raíz para que posteriormente dicho desarrollo se dé con normalidad.
Un ejemplo muy claro es cuando algún candidato requiere de los votos de la ciudadanía, y recurre a frases trilladas que en ocasiones ya suelen escucharse un tanto risibles. Por ende, tanto el que las emite como el que las escucha, saben perfectamente que solo se trata de una táctica que tiene como fin un interés propio.
En mi opinión, la democracia se construye en la casa: si la relación de pareja es una relación de respeto, de intereses mutuos y si hay una decisión de construir valores democráticos, entendiendo que los hijos, aun siendo menores de edad, tienen capacidad de raciocinio y pueden ser enseñados a pensar, a discutir, a reflexionar, a criticar y a ser responsables individual y colectivamente.
Tenemos que transformar seriamente el sistema educativo. Hoy en dia todavía muchos maestros dicen que el buen alumno es el obediente, el que tiene capacidad de repetir y memorizar.
Sobre la democracia recae la virtud de generar las condiciones para distribuir ampliamente el poder político y para administrar con base en la ley, las luchas por el mando, por el dominio, por el poder. Tenemos que aprender a aceptar la democracia tal como es; más lenta que las autocracias; más ruidosa que los gobiernos autoritarios, y más complicada en su funcionamiento. Pero al mismo tiempo, es la que nos permite ser más libres; vivir en una base de legalidad más generalizada, y sobre todo, no ser objetos de censura, restricción o presión política.
Por otro lado, cada vez está más claro que la población joven, menor de 35 años, está haciendo una ciudadanía y un electorado más presente y con ánimo de participar.
La democracia es mucho más que un sistema de gobierno, es un sistema de vida y un conjunto de valores basados en la ética, desafortunadamente a través del tiempo todo esto se ha perdido y se han dejado de lado todos esos valores fundamentales que podrían contribuir a tener un mejor desarrollo como país y principalmente de forma individual como personas.
Construir una ciudadanía democrática, participativa y co-responsable requiere de la participación y las ideas innovadoras de cierto grupo de personas que no están directamente inmiscuidas en cuestiones políticas y por ende hasta ahora dichas personas son marginadas por ser diferentes al no tener ningún grado importante dentro de temas políticos.
Es importante resaltar que sin la aceptación de la diversidad humana no son posibles las acciones políticas o sociales que han de consolidar la convivencia pacífica entre cualquier grupo de personas. No podremos avanzar en la democracia cerrando los ojos a la existencia de todos los grupos de personas que son dejados de lado y humillados por una gran cantidad de personas, reducidos a la dependencia, a la pobreza y a la marginación e incluso a la forma en que se dejan de lado todas sus necesidades, sentimientos, afectos y deseos.
CRISTAL PELAYO RODRIGUEZ
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